Profundas raices cargadas
de sabor y animo alimentan nuestro cariño hacia
la Tierra que dejamos y que queremos.
Alimentar aquellos recuerdos, recordárselos
a nuestros hijos nietos y amigos es nuestra obligación.
Sólo así conseguiremos que el día
a día de nuestro hacer, Extremadura siga ocupando
el puesto asegurado fruto de un esfuerzo de unas gentes
que supieron guardar y preservar ese gran Patrimonio
Cultural
y ecológico.